Esquince 30/04/2010, Libros

Los libros de Abel

Abel Coca Marín


Libro de libros o “Bibliofollies":
el evangelio en cuatro o cinco o más versos

Madame Blavatsky


El Evangelio según Gloria Fuertes

El Evangelio
Es como un globo de helio:
Sube la voz con decibelio,
Cuando al soplo le dan sepelio.


El Evangelio según Bécquer

Dios escribió un larguísimo poema,
Fue una homilía de paz y de amor,
Para que las errantes golondrinas,
Lo arrullaran con honor.


El Evangelio según Garcilaso

La tez de la Doncella,
Exangüe, tiene de azucena y rosa,
Una pátina tan bella,
Que la Muerte, indecorosa,
Le envidia Su serenidad a Ella.


El Evangelio según Lorca

Jerusalén.
Lejana y sola.

Burro viejo, estrella punta
Palmas en mi palafrén,
Aunque conozco el camino,
No llego a Jerusalén.


El Evangelio según Neruda

Cuerpo de hombre, ajadas manos, pies ajados,
El mundo te ningunea esa actitud de entrega,
Mi cuerpo de mortal bárbaro te sacrifica,
Y hace que el Hijo abandone por siempre la Tierra.


El Evangelio según Alberti

Se abriera el mar, marinero,
Moisés de allende ultramar,
Qué bien que las separaste,
Las olas de la alta mar.


El Evangelio según William Blake

Little Jesus, who killed Thee?
Dost Thou know, who killed Thee?
Gave Thee death, and bid Thee sour?
By the mount and through Your power


El Evangelio según Rubén Darío

María, está lindo el portal,
Y el menso,
Fatigado está de caminar,
Yo pienso,
Que aquí ya nos podemos quedar,
¿Consenso?
Y así lo podremos evitar,
El censo.


El Evangelio según Nicanor Parra

Atención, señoras y señores, un momento de atención;
Vuelvan un momento la cabeza hacia este lado del Monte Calvario,
Olviden por una tarde sus creencias religiosas,
El placer y el dolor se dan cita en la Cruz.
¡Atención, señoras y señores! ¡un momento de atención!


El Evangelio según Madame Blavatsky

Que hasta los ojitos los tienes moraos,
De sufrir por tu churrumbel eterno
“Que no ‘crucis’ la vía, que es de atontaos,
¡Que el Monte Calvario es el Averno!”

Arde

Ricardo Triviño Sánchez

Leo los libros de Leo, antes de quemarlos. Leo los libros que un día leí a Leo, que me arrebató en su lectura compulsiva, que concluyó antes que yo, que incluso leyó sin yo haber comenzado. Leo libros que ni yo le había leído, que leyó y leyó hasta el máximo imaginable por mí, hasta lo que yo creía que era lo humanamente posible leer, y luego siguió leyendo.

Leo los libros de Leo, pero sin leerlos. Leo en diagonal. Leo palabras sueltas. Se mezclan. En el delirio leí “polla” en mitad de un novelón ruso y “afeminados maricas” en una obra del Siglo de Oro. Las leo o las veo mientras hojeo páginas y páginas. Algunas llegan por casualidad, otras por designio del lápiz de Leo. Fue capaz de leer toda esta montaña y, aún más, marcarlas con la mina de su lápiz para que quedara bien patente quién pasó por ellas. Por todas ellas.

Leo libros, novelas, poemarios, antologías de cuentos, antologías de anécdotas, de citas, de refranes, diccionarios, álbumes infantiles, álbumes juveniles, revistas científicas, revistas cuyas modelos tienen barbas y bigotes garabateados. Encuentro recopilaciones de crucigramas, sudokus, autodefinidos, cruzadas y sopas de letras que están, absolutamente todos, completados.

Escupen las llamas pavesas que caen al suelo, papel que ahora es ceniza. Devoran ensayos de economía, de biología, química, física, matemáticas, historia; tratados de esoterismo, parapsicología, astrología, astronomía, metafísica, ontología, pintura, literatura, fotografía, arquitectura, interiorismo, diseño gráfico, publicidad, moda, sociología; reglamentos de fútbol, fulbito, fútbol sala, baloncesto, golf, tenis, bobsley.

Descubro también manuales de mecánica, de electrónica, de cómo aprender a tocar la guitarra en quince días, de cómo aprender chino en una semana, de células fotovoltaicas; biografías, páginas de autoayuda (sorprendentemente, en enorme cantidad), tebeos, apuntes universitarios, escritos rosas, novelitas eróticas, partituras, letras de canciones, post-its, códigos legales, estatutos, actas, guiones, obras de teatro.

Entre todos ellos, encuentros un diario. No un periódico, un diario. La prensa arde junto a las revistas, se retuercen sus papeles grises, se oscurecen, se encogen, se ovillan, se asustan, se extinguen. El diario tiene un candado de chiste. Lo fuerzo y no se rompe. Hago más fuerza y no cede. Parece una broma. Con un cuchillo intento hacer palanca y se parte la hoja. Pruebo a arrancarlo de las tapas. Desisto.

Podría guardarlo, esperar que el tiempo lo abriera. Pero lo lanzo al fuego, deseando que centellee y desaparezca. Todo lo que leyó Leo dentro de esta casa desaparece. Mientras barro las cenizas de todo aquello que fue Leo, que leyó, releyó, veo el resplandor de una llave, una llave infinitamente desoladora.

Por un instante, vislumbro todo lo que puede quedar, todos los volúmenes de las bibliotecas, los libros prestados y no devueltos, los olvidados, los perdidos, los vendidos, los regalados; las pancartas de las manifestaciones, los papelitos de “vendo piso”, las revistas de la consulta del dentista, las multas, los letreros de información, los rótulos de las tiendas.

Tiro la puta llave por la ventana.

In memoriam:
Aquellos a quienes la letra entró con sangre

Sonia Teruel

Votos para el 30 de mayo

Los temas apra el 30 de mayo son:

  • El folleteo
  • El deporte
  • La ansiedad

Como hace tanto tiempo, os recordamos las bases para votar.

Como las propuestas han estado hasta el 26 y no el 23, como consta en las bases, esta votación se cerrará el 2 de mayo a las 23:59.

Salu2

Monstruos inefables

Tal vez parezca una frikada, que tal vez no venga a cuento, pero el domingo fui con Hatsue, Clementine y Leonard a ver Donde viven los monstruos. La película me encantó, me gustó tanto como hacía tiempo que no me gustaba una película en el cine, y por cuatro lebros a pantalla grande.

Hablo de ella en relación con el tema de lo inefable. El filme toca el dolor, el sufrimiento, una pena tan grande que no se formula en toda la película, y que sin embargo es totalmente comprensible. Y muestra otros sentimientos, igualmente no descriptibles a través del lenguaje.

Salu2

Redevuelven las proposiciones indecentes

Ya vuelven a acabarse los temas. Sugerid a ver con qué podemos refocilarnos en nuestra creatividad. ¿Qué podríamso tratas en el Esquince del 30 de mayo?

Salu2

Los que no se callan

Como por muy inefable que se pinte la mona, efable se queda, y por los descosidos canta, Madame Blavatsky sigue y sigue, cual conejo de Duracel, su esquinciana obra del 15 de abril en su blog: 2 y 3.

¡Disfrutadla!

Salu2

Sant Jordi

Ahora que Sant Jordi ya está tan cerca, y las librerías se llenan de preguntas tan absurdas como imbéciles, en mitad de la muchedumbre se levanta la sonrisa de alguien que encontró pareja en las páginas de una novela, en los versos de un poema o en la postura imposible del Kamasutra para vagos que buscaba.

Hay, incluso, entre la gente que compra por comprar su compromiso transitorio, quien es educado, quien te sonríe, se disculpa en demasía: no es para tanto, pero sinceramente ¡Gracias! Pero este "nada de nada" se erige en totalidad cuando el gañán de turno te desprecia y se encabrita porque no tienes el libro que necesita a las 21:59 de un 23 de abril. Señor, más vale prevenir que acusar.

Y, en cambio, habrá desafortunadamente quienes no encontrarán su premio pese a haber sufrido, pese a haber registrado a conciencia todos los anaqueles de todas las estanterías de toda la ciudad. Para ellos, Esquince se colará de nuevo en los libros un semana después, dando qué leer a aquéllos que no consiguieron encontrar pareja el día de la rosa. Volvamos a celebrar, generosamente pues, el día de la lectura.

¡Oh, los libros!

 
Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.

Proverbio hindú

La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.

André Maurois

Los libros que el mundo llama inmorales son los que muestran su propia vergüenza.

Oscar Wilde

He buscado el sosiego en todas partes, y sólo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos.

Thomas De Kempis

Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos de batalla del pensamiento humano.

Honoré de Balzac

Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma.

Marco Tulio Cicerón

Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo.

Proverbio árabe


¡Libros, oh, libros!

 
Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre: el fuego, la humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido.

Paul Ambroise Valéry

Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga.

Francisco de Quevedo

Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran.

André Gide

El recuerdo que deja un libro a veces es más importante que el libro en sí.

Adolfo Bioy Casares

Guárdate del hombre de un solo libro.

Benjamin Disraeli

Un buen libro es patrimonio de todo el mundo.

Clemente XIX

No hay dos personas que lean el mismo libro.

Edmund Wilson

Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres.

Heinrich Heine


Esquince 15/04/2010, Lo inefable

Amor efable, inconfesable

Madame Blavatsky

No sabes de lo inestable,
De mi pecho de indomable,
De mi afuero inagotable,
Mi desafuero adorable,
Mi tetamen agitable,
Mi lengua cercana al bable,
De mi nalga enajenable,
De mi labio confiscable,
No sabes de lo dañable.

Ni mi bilis derramable,
De mi enojo demostrable,
De mi putismo inmutable,
Mi matriz inexcusable,
Mi saliva indescifrable,
Mi flujo indosificable,
De mi vena destilable,
De mi vaso dilatable,
Ni tu lefa desechable.

No conoces lo durable,
De mi discurso excitable,
De mi ansia infranqueable,
Mi carnaza formidable,
Mi mirada inescrutable,
Mi avidez impostergable,
De mi carcasa horadable,
De mi piel impermeable,
No conoces lo incalmable.

No has llegado a lo insondable,
De mi cintura entallable,
De mi menstruo indispensable,
Mi telaraña incesable,
Mi calaña imperdonable,
Mi verdad incensurable,
De mi terreno allanable,
De mi pelo informulable,
No has llegado a lo injertable.

Y no te has dado ni cuenta,
De que cada madrugada,
De que toda la alborada,
Te barro el paso insalvable,
Te convierto en miserable,
Te chupo lo innovelable,
De que toda campanada,
De que cada badajada,
Te avecina tu tormenta.

Ni de que eres impalpable,
Ni de que eres implacable,
Ni de que eres renunciable,
Ni que eres polvorizable,
Ni que eres improlongable,
Ni que eres impronunciable,
Ni de que eres recortable,
Ni de que eres residuable,
Ni de que eres inviolable,
Ni de que me falta un cable.

No me conoces de veras,
Si no te he limpiado el sable.

Peor de lo que te imaginas

Ricardo Triviño Sánchez

¿Cómo puedes? ¿Cómo te atreves a ___________ con los mismos ojos con los que te dirigiste a mí la primera vez para ___________ como un ___________? No me ___________ como antes, como siempre. En lugar de eso decides ___________ por el ___________, contra la ___________, como si fuera un ___________. Tus manos, que siempre me ___________, ahora me ___________ sin dejarme ___________. ¿Por qué? ¿Por qué no eres capaz de ___________? ¿No ves que me estás ___________? Detente. Para. Me ___________ el ___________. No entiendo nada. No sé ni siquiera cómo ___________. Simplemente no soy capaz de asimilar que ___________ esté pasando, que tú me ___________ sin la menor ___________. ¿Dónde quedan entonces todos los ___________ que ___________? ¿Dónde? Es como si un ___________ dentro de mi ___________, algo ___________ y ___________ que se ___________ y me ___________. Podría ___________, incluso creo que ahora mismo estoy ___________, pero me encuentro tan ___________ que apenas puedo ___________. Todo me da vueltas. No te puedo ___________, me ___________, y, sin embargo, lo único que no puedo dejar de pensar, lo único que quiero saber es si todavía ___________________________________________

 

 

 

 

 

 


Post-it

Sonia Teruel





El inefable de Abel

Abel Coca Marín

La gota colmó el vaso. Tip, tip, tap. Abel las empujaba con la yema del dedo medio, con la punta lateral que se junta con la uña, esa misma punta con la que se hace el scroll vertical. Y es que le apuraba esta situación. Nunca se había encontrado ante nada semejante, algo así tan extremo. Lo más parecido fue cuando tuvo que ir a buscar a su ex al aeropuerto y se encontró con lo que encontró.

Mejor no recordarlo. Era momento de pasar página y mirar adelante. Le vino a la memoria esa frase que decía que lo importante era levantarse, o algo así. "Pero si tú nunca te has caído" le decía su madre. "Que sabrás tú" pensaba Abel para sus adentros, "si tú no sabes nada de nada". Abel sólo le contaba sus cosas a su abogado y a su confesor, que era un sacerdote que había conocido en uno de sus múltiples viajes. Pero esta vez no lo iba a hacer, puesto que lo suyo rayaba los límites de la decencia.

Esta vez estaba convencido de su plan. Había observado que la Tierra se mantiene en suspensión gracias a su fuerza de inercia. En cierto modo similar, el vuelo de un avión se mantiene gracias a la propulsión de sus motores. Escribía estos pensamientos medio a oscuras y se dio cuenta de que en tales condiciones el trazo aparece a la vista mucho después del movimiento que propiamente describe el bolígrafo sobre el papel.

Dicho y hecho. Derramó un par de gotas más del vaso, tip, tap, y en cuestión de segundos se fue todo a tomar por culo.

Inefabilidad germana

Si viniera,
si viniera un hombre
si viniera un hombre al mundo, hoy, con
la barba de luz de los
patriarcas: sólo podría,
si hablara de este
tiempo, sólo
podría balbucir, balbucir
siempre siempre
sólo sólo.


Fragmento de Tubinga, enero
de Paul Celan

Inefabilidad argentina

Aquello que hay en mí, que no soy yo, y que busco.
Aquello que hay en mí, y que a veces pienso que
también soy yo, y no encuentro.
Aquello que aparece porque sí, brilla un instante y luego
se va por años
y años.
Aquello que yo también olvido.
Aquello
próximo al amor, que no es exactamente el amor;
que podría confundirse con la libertad,
con la verdad
con la absoluta identidad del ser
–y que no puede, sin embargo, ser contenido en palabras
pensado en conceptos
no puede ser siquiera recordado como es.
Es lo que es, y no es mío, y a veces está en mí
(muy pocas veces); y cuando está,
se acuerda de sí mismo
lo recuerdo lo pienso y lo conozco.
Es inútil buscarlo; cuanto más se busca
más remoto parece, más se esconde.
Es preciso olvidarlo por completo,
llegar casi al suicidio
(porque sin ello la vida no vale)
(porque los que no conocieron aquello creen que la vida no vale)
(por eso el mundo rechina cuando gira).

Este es mi mal, y mi razón de ser.

El discurso vacío
de Mario Levrero

Incidencia técnica

Es posible que experimentéis problemas al ver algunas imágenes, en particular las de las cabeceras. Los de duoZanetti andan trasteando por ahí, por algunos problemillas que han tenido.

Como dicen en la RENFE, disculpen las molestias

XDDD