Esquince 30/01/2010, El Agua

Costumbres

Clara Jáuregui
Para Hatsue, por mil cosas, que ahora no voy a decir,
porque nos pondríamos rojas de vergüenza.

Montes verdes y árboles marrones creaban en su conjunto el valle del Valira, un sitio igual que los valles vecinos, pero diferente en su esencia. Aunque, una vez más, eso se aplicaba también al resto. Cada pueblo, cada camino y cada cementerio estaban llenos de espíritus únicos y a la vez indistinguibles de sus vecinos. Vivían en un ouroboros de rutina y tradición que equilibraba sus pequeñas sociedades, unas costumbres que simplemente hacían que todo fuera bien. Por eso, cuando al joven Berdot lo expulsaron del pueblo se lo tomó con una tranquilizadora resignación. Era costumbre.

La falta de opciones ante los hechos, que se resumían en quedarse en el valle o irse, le llevaron a decidirse por la más cómoda. Era más fácil construir un nuevo hogar de cero si sabía que aquel camino llevaba al pozo viejo, y que en la cueva aquella aun podía encontrar hielo del invierno anterior. Así que el día que partió con sus trastos bajo el brazo se encaminó hacia el río y lo siguió hasta su nacimiento, donde sabía que encontraría los restos de una vieja cabaña de pastor en la que al menos podría pasar la noche.

El camino era tedioso y monótono, lo que dejaba la mente en blanco a Berdot. No se fijaba en las rocas, ni el agua primaveral del río, mucho menos en los árboles que iban espesando. Era el mismo paisaje de siempre, lo que a otro habría exaltado a él le provocaba sueño. Todo el día caminó, y cuando éste ya terminaba, aun le quedaba un trozo por recorrer. Así que cuando empezó a tropezarse con las piedras y las raíces intentó ir con cuidado pero más rápido para llegar cuanto antes. Fue el ir cabizbajo y enredándose con sus propios pies lo que hizo que no se diera cuenta de que había alguien más en el río hasta que casi chocó con ella. Era más bien chiquilla, delgaducha y espigada, y sorprendida se había metido de un salto dentro del río, que ahora le empapaba su vestido blanco. Berdot primero se asustó y luego se fijó en lo obvio, con la confianza de quien se sabe en mejor posición. La chica lo miró muy seria con unos ojos verdes demasiado bonitos. Unos segundos de silencio decisivos precedieron a una conversación que fue más o menos así:

- ¿Qué haces a estas horas por aquí? -preguntó un Berdot conciliador. Asustarla no tenía demasiado sentido.
- Hago la colada. Es el único momento en que puedo hacerla tranquila-. Parecía calmada, pero a la vez se iba mesando la larga melena, que si no engañaba la luz de la luna, era más roja de lo acostumbrado por esos lares. Un montón blanco en la orilla confirmaban sus palabras.
- ¡Qué chica más trabajadora! Me llamo Berdot, ¿y tú?
- Puedes llamarme Gauda -seguía plantada en el río y no parecía querer moverse.
- ¿Puedo? Lo dices como si no tuviera derecho a hablarte -Berdot parecía divertido.
- Claro que puedes, por algo te han enviado.
- No me ha enviado nadie, he venido porque he querido -el comentario parecía haberle molestado.
- No es verdad, ellos te obligaron. ¿Qué hiciste para merecerlo? -Gauda miraba fijo, muy fijo.
- No... es... no es... no te importa. -empezó a sentirse nervioso. Sabía que intentar parecer duro no serviría de nada.
- Tienes que explicármelo.
- ¿Tengo?
- ¿Siempre repites lo que dicen los demás, chico? -empezó a acercarse a Berdot-. Sería mejor que me lo explicaras, pero sólo porque te quedarías más tranquilo. Para mí, con que estés aquí, ya es suficiente.
- ¿Qué te importa a ti lo que hice? -dijo inseguro. Ella estaba justo delante suyo, y en su cabeza entró una sospecha-. ¿La conoces? ¿Te lo dijo ella? -pero la sonrisa de Gauda le quitó todas las dudas de golpe.
- No hace falta, Berdot -rió, y enseñó sus dientecillos blancos-. Sabes que hiciste mal, y también sabes cómo lo sé. Y cómo se paga -sonreía, pero su mirada era de odio. Berdot se sorprendió temblando.
- ¿Cómo... te... cómo te... llamas?
- Valira -dijo susurrando mientras le acariciaba la frente.

Cuando al día siguiente las comadres del pueblo fueron a lavar la ropa se lo encontraron flotando en el río. No hubo sorpresas. "No ha tardado", murmuraban bajito. "Se lo ha enviado a su madre, para que lo pueda enterrar", decían mientras miraban de reojo a la pobre mujer. "No era mal chico", decía ella, mientras se tragaba el orgullo. "Podrá estar tranquila la pobre muchacha", decía otra. "Es la costumbre", pensaban todos.

El vaso medio lleno/vacío


Un optimista.


Un pesimista


El agua de Abel

Abel Coca Marín

 

A un paso del agua

Sonia Teruel

No dejas que te empape el agua

Ricardo Triviño Sánchez

Votación con multitud de opciones

Como sólo ha habido una propuesta para el Esquince del 30 de marzo y sería injusto no dejar más opción, más aún siendo la sugerencia del que lelva el blog :P, pues junto la propuesta con todos los demás opciones que se propusieron otras veces pero que no se votaron. Así, de paso, podéis recuperar algún tema que se os quedara en el tintero y le tuvierais ganas de hincar el diente. Y por opciones no será... XDDD

Bases para votar, aquí.

03/30 - Lo inefable
02/15 - Terciopelo
01/30 - Zusammenhang
12/15 - Insatisfacción
12/15 - Finlandia
12/15 - Año Nuevo
11/30 - Inspiración
11/30 - Indiferencia
11/15 - MIEDO
11/15 - Mar
11/15 - Frustración
10/15 - Café
10/15 - ¡Hay un monstruo debajo de mi cama!
09/30 - Pies
09/30 - Perros muertos
09/30 - Libros
07/15 - Regreso a casa
07/15 - Policía
07/15 - Crecimiento
06/15 - Risa
05/30 - Justicia
05/30 - Corín Tellado
05/15 - Montaña
05/15 - Masturbación
04/30 - Luces y sombras

La votación finaliza el 29/01 a las 23:59.

Propuestas capicúas para el 30/03

La dos primeras votaciones de 2010 han dado sendos empates, saliendo de ellos el Tiempo (15/01), el Agua (30/01), los Siete Pecados Capitales (15/02) y la Noche (15/03) —recordemos que sólo hay un esquince en febrero por no existir un día 30.

Ahora toca sugerir temas para el 30 de marzo.

Hay tiempo hasta este domingo 24.

¿Qué sugerís?

Esquince 15/01/2010, El Tiempo

Hatsue

La busca es mou
el gelat crema la pell
l'aigua desfent-se

Cronotexto

Ricardo Triviño Sánchez

Liras del Tempus fugit
o de por qué nadie se va a quedar aquí
para vender los muebles de los demás

Madame Blavatsky

A Los Panchos
No cortes hoy el boj
Que en los confines del sepulcro crece,
No lo marques, reloj,
Que la piel se estremece,
Porque presto ha comenzado el despiece.

Reloj, detenlo recio,
¿O no conoces que de puro vuela?
Sabes cuál es su precio,
Te da dolor de muela,
Toda la vida, de cabeza a suela.

Reloj del bolero,
Transfigúrame en perpetua la noche,
No seas agorero,
No me des reproche,
Tólerame este sueño de trasnoche.

Y cuando den las cuatro,
Madrúgame y deja que muera en cueros,
Líbrame del teatro,
Líbrame de agüeros,
Déjame que presuma de alfileteros.

Péndulo, te digo
Me gustan los boleros porque sí,
Surivéyanme, amigo,
Capullo de alelí,
Con ese son que nunca es baladí.

Para siempre se irá,
Dejando destrozada la alborada,
Por sólo un chachachá,
Y mediadocenada,
Toda desjarretá,
Con una cara absurda de ojalá.

Voy a enloquecer,
Tictac, compás de venda y cataplasma,
Que campas por doquier,
Igual que un ectoplasma,
Que sabes aullar preso cual fantasma.

No marques las horas,
Cadencia que mantienes noramala,
Pues son delatoras,
Brújula con ala,
Que a todo hombre y todo bicho iguala.

Si amanece otra vez,
Comunícame, ritmo más que infame,
Como un óptimo juez,
Déjame que reclame,
Y lo consulte a alguien que te ame.

Detén tu camino,
Reloj de los minutos abatidos,
Con pan y con vino,
Anda por los caídos,
Resucitando ya a tus sometidos.

Te considero agnóstico,
Pues no hay un puto dios que te detenga,
Es este mi pronóstico:
Que tu reino nos venga,
Que nos vengue anacrónico de arenga.

Pues, ¡contempladme ahora!
Conversando con una alegoría,
Como un gato de angora:
¡Me trae una agonía!
Que no acierto a escribir bien mi elegía.

Andy

¡¡¡¡¡¡¡ RIIIIIIIING !!!!!!!

Aïda

Voy a entregaros al culpable del invento más odiado de la humanidad, aquel que nos devuelve a la realidad y nos arranca de nuestros sueños de manera brusca y sin miramientos tooooodos los días del año (como mínimo de lunes a viernes, que es mi caso). Ese objetivo al que dirigir vuestros improperios e insultos todas las mañanas para no pagarlo con vuestros pacientes maridos, mujeres, progenitores y/o compañeros de piso.

Me estoy refiriendo, claro está, al inventor de ¡EL DESPERTADOR!

Pues bien mis queridos amigos, el culpable -la culpable en este caso- fue nada más y nada menos que la Iglesia.

Hacia el s.VI la vida monástica se volvió extremadamente rigurosa en cuanto al cumplimiento del horario, imponiéndose, además, la práctica de los oficios también por la noche.

Así, debían oficiarse en una franja horaria muy estricta las horas canónicas, que eran:

Maitines: a las 0h.
Laudes: empieza de noche, acaba con el alba
Prima: a la salida del sol
Tercia: a media mañana
Sexta: a las 12h.
Nona: a media tarde
Vísperas: se acaba con la puesta del sol
Completas: al final del crepúsculo, antes de ir a dormir.

Un monje de guardia era el encargado de avisar a todo el monasterio de que era hora de rezar, por lo que tuvo que ingeniárselas para mantenerse despierto durante la noche y no ceder ante Morfeo. Si esto ocurría, necesitaba despertarse a la hora exacta para cumplir con las exigencias de su trabajo, sus creencias y de paso evitarse un castigo.

Hay una cancioncilla seguramente conocida por gran parte de los lectores en la que el protagonista es un monje dormilón al que le cantan (nunca mejor dicho) las cuarenta:

Frère Jacques,
Frère Jacques,
Dormez vous?
Dormez vous?
Sonnez les matines,
Sonnez les matines,
Din, din, don!
Din, din, don!

Para que esto no ocurriera, en el s.XI, y perfeccionando una idea griega del s.IIIaC, se combinó una clepsidra (reloj de agua) con una campana y con un simple sistema de flotadores, poleas y contrapesos: he aquí el primer despertador programable de la Historia.

Es tal la simpleza de su creación, que hasta podemos hacer uno en casa: nos agenciamos un recipiente agujereado lleno de agua, en la que ponemos un flotador que irá bajando junto con el nivel de agua. A esto le unimos a una cuerda que hace girar una rueda con las horas marcadas: en la hora en que queremos despertarnos ponemos una palanquita. Ésta hará caer un pequeño contrapeso que tambaleará la campana haciéndola sonar despertando a nuestro monje cisterciense.

En mi libro de manualidades pone que es un ejercicio indicado para un niño de 13 años. El profesor que sufre mi despertador me comenta aquí a mi lado que no cree que ninguno de sus alumnos sea capaz de hacer eso en menos de dos vidas.

Qué tiempos aquellos en que sí podían.

Indoo

Mi tiempo, ese fiel compañero que me acompaña desde que nací. Llevaba tiempo avisándome de que se estaba agotando. Se sentía cansado y que probablemente no tardaría mucho tiempo en abandonarme. Yo al principio no le hacía mucho caso, es verdad que había días que daba muestras de no encontrarse muy bien, pero luego se recuperaba y yo lo sentía fuerte de nuevo…o eso quería creer.

Ahora que me fijo más en él y empiezo a creer que hablaba en serio, le presto más atención y me doy cuenta de pequeños detalles que pasaba por alto (creo que como no se quejaba he abusado mucho de él).

Ahora miro mi tiempo pasado y lo que hice con él: cosas buenas, hermosas, placenteras; y otras no tanto.

Miro mi tiempo presente y en verdad hay días que creo que está agotándose. Cada nuevo día me deja hacer menos cosas con él: hay días que nada. Otros, me deja jugar un rato a creer que es como antes, pero se cansa pronto. Es su venganza por la poca atención que le presté en el pasado cuando creía que era inagotable y algo en lo que no había que pensar demasiado.

Miro mi tiempo futuro y no veo nada. Sólo el recuerdo que de él pudiera perdurar en algunas personas.

El tiempo de Abel

Abel Coca Marín


Votaciones:
3 temas para el
3er Esquince de 2010

Los temas a votar para el Esquince del 15 de febrero son:

  • La noche
  • Terciopelo
  • Los siete pecados capitales

Hay tiempo hasta el 14 de enero a las 23:59 para votar

Bases para votar, aquí.

Salu2

Propón el tercer tema del 2010

Después del descanso tomado estas fiestas, volvemos.

Di qué tema podríamos hacer después de "El tiempo" y "El agua". Las sugerencias estarán abiertas desde hoy hasta el viernes 8.

Luego, se abrirá otro post para la votación, desde el 9 hasta el 14 de enero a las 23:59.

Salu2

Lo que trajeron los Reyes Magos

 
Ni mirra ni incienso y mucho menos el Gordo de Navidad. Estas fiestas los Reyes nos han regalado el libro Cien oimakus a cargo de Edicions duoZanetti.

Cien recuerdos anónimos del blog Oimaku que nos retrotaen en el tiempo para observar el presente.

Gracias a cocamarin por la publicación en la página de duoZanetti.

Salu2.