Flashback. Cuando despertó, todavía estaba allí.

Sonia Teruel

Aquella mañana desperté en su sofá, el de su casa. Una casa desconocida, de una supuesta chica-de-ayer. Hice una ronda por las estancias, pero todo permanecía en silencio, más preguntas, más preguntas. Tropecé con el reflejo irreconocible de mi fantasma. Líneas desdibujadas, sombras oscurecidas. Un sonido estruendoso enturbió más aún mi imagen, descolgué y acerqué el aparato hasta oír una voz medio inglesa. Seguía sin saber quién era ella, pero tenía la tranquilidad de que era una ella, y sabía que era ella la que tenía que ser. Seguí intentando despertar el recuerdo en mi rostro, pero por más que lo golpeaba con fríos líquidos se resignaba a esconderse bajo aquella forma inescrutable. Decidí cambiar de estancia, y pasé a una habitación donde se repetía una cara que me transportó a la noche. Me vi acercándome a la chica de la foto, con el paso no demasiado seguro. La vi cada vez más cerca hasta desenfocarse del todo. La cama estaba deshecha, aunque no lo suficiente, y la habitación olía a tabaco. La puerta se abrió en ese momento, la chica de la foto, había dormido mejor que yo y debía recordar más claramente la noche. Me hubiese gustado esconder mi rostro bajo sus sábanas, aunque no parecía estar asustada. Nos vi otra vez en otro tiempo difuso, cogidas de la mano en la oscuridad de un pasillo, subiendo las escaleras. Y de pronto me encuentro otra vez en el sofá mirando hacia el techo llena de preguntas. Es de noche pero no tengo sueño. Se abre la puerta, se oye una voz que me invita, se me hace difícil obedecerla. Entre las sábanas blancas ahora, la piel se siente suave aunque confusa.