La primavera de las sillas

Jose Catena

La palabra cultura viene de “cultivar”. Se cultivan las plantas, las hortalizas y las flores. Y se cultivan las personas cuando se educan. Las personas podemos florecer en todos lados. En casa, en la biblioteca, en una cafetería, incluso en una discoteca pero uno de los lugares más famosos donde los humanos brotan es la universidad.

No hace falta ser muy ducho en botánica para darse cuenta de que tener que dejarte la vida para poder pagar el florecimiento, tener que demostrar que floreces más que los demás, que tus pétalos tienen más color, que tu tallo es irrompible… significa que en la universidad se pasan con la dosis de estiércol en los cultivos. A pesar de esto, pueden generarse milagrosamente flores muy bellas, pero también un buen número de meros capullos que nunca se abrirán.

Conscientes de que nada está perdido antes de la Primavera, las sillas del Campus Universitario de la ciudad francesa de Grenoble han decidido hacer reaccionar a la población encabezando “Le printemps des chaises”.

El que os cuenta esta historia es un estudiante Erasmus que se dirigía a la facultad para hacer clase.

Al abrir la puerta de la facultad y avanzar hacia la clase vi a los lejos una especie de barricada que me barraba el paso al aula. Parecía una fogata de San Juan lista para ser encendida, justo en el vestíbulo central de la universidad. Al acercarme comprendí que la obra se componía de sillas amontonadas la una encima de la otra. Un letrero explicaba que “la Primavera de las sillas” había empezado y que estos muebles se negaban a que los estudiantes siguieran reposando sus culos en ellas sin hacer nada por evitar las reformas encapullecedoras que prepara el gobierno francés. El mismo cartel anunciaba las clases alternativas: Clase de castellano a partir de un documental sobre los movimientos sociales en Suramérica, teatro, Historia antigua: los tiranos de Roma, etc.

Los Flashes iluminaban la montaña de sillas. Aunque con resignación y total costumbre, los franceses reconocían el mérito del toque de efecto de la obra. “C’est bien foutu”. Todo el mundo con el móvil o con las cámaras en la mano. “Mi reino por una cámara” pensé yo. Al ocurrírseme pedir a alguien que me mandara las fotos por correo un repentino sofoco de timidez me provocó una erupción desde lo más profundo de mi síndrome de Ulises. “Mi reino por un español… Con cámara”. Y fue entonces cuando apareció ella.

Ella es una chica que va conmigo a Literatura comparada, la clase que, viendo la magnitud de los hechos sillares que contemplábamos, ya sabíamos que no iba a darse. Sospechaba que era española por el acento y por el reflejo de sospecha en sus ojos de que yo también lo era. “Bonyúr”, “Bonyúr”, “Eres español, ¿verdad?” “Sí! De Barcelona, ¿y tú?” “Yo vasca”. “…, ¿Tienes una cámara?” “¿Qué?” “Que si tienes una cámara… Me muero por sacarle fotos a esto” “No tengo una cámara pero puedes pedirle a alguien que te mande las fotos… ¿Te da palo?”, “…”, “¿Por qué no hacemos una cosa? Yo necesito encontrar gabachos para que hablen de la huelga en mi clase de periodismo. Yo te pido una cámara y tú me acompañas a la asamblea a buscar gente.” Y dicho y hecho. Así conocí a Urkia.

Entré en la asamblea con entusiasmo. La idea de las sillas me había conquistado. Pero poco tardé en volver al mundo al darme cuenta de que mi sentido del oído había quedado totalmente neutralizado por mis carencias lingüísticas (sumadas a mis carencias de atención que tampoco son pocas). En la última fila un dieciochoañero con cara de pastel envuelto en un palestino empieza a hablar con fervor. ¡Siempre quedará la vista! Es el primer orador al que miro en un buen rato. Mis ojos se abren, mi boca se descuelga. “¿Entiendes algo de lo que dice?” pregunta Urkia, “Ni una sola palabra pero me alegro de que hable, porque así tengo excusa para mirarle”. La chica vasca sonríe sagaz. Y así de un plumazo (sin ser yo nada de eso) vine a salir del armario con una frase. Si eso no es la primavera…


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué cosas... XDDD
La primavera la sangre altera, y los impulsos lo traicionan a uno. XDDD
Pero es cierto que una de las cosas que más caracteriza la primavera es el buen tiempo; con él, a diferencia del otoño, que es cuando se desnudan los árboles, las prendas empiezan a caer y el "no mirar a la tentación" cada vez se hace más difícil. XDDD

Muy divertido, y con humor humor muy "josiano". XDD

hatsue-san dijo...

Quina gran anecdota jose! XDD

Madame Blavatsky dijo...

En efecto, muy josiano

qué decir, de mi querido pser ausente y de su francofilia...

y nosotros pensando que se nos chumini... digo ¡chovinizaba!