Cuando aspirar a una meta no es volar

Ricardo Triviño Sánchez

Waldo consiguió el Premio Extraordinario Fin de Carrera de su promoción. Su premio consistió en recibir un título de licenciado gratuito y pasar a formar parte de la élite intelectual universitaria como becario. La originalidad de la hipótesis planteada en su tesina fue aplaudida por casi todo el mundo. Los pocos que no, momias monolíticas, reaccionaron con desmesura demostrando sin tapujos su asco mediante insultos y actitudes displicentes, retirándole la mirada en los pasillos o haciéndole el vacío cuando se acercaba.

Por dentro, Waldo se reía de aquel comportamiento infantil. Sabía que las conclusiones de su tesis acallarían más de una boca. Trabajaba duro en un despacho con el resto de becarios, quienes conducían con parsimonia estudios tan áridos y repetitivos como sus diálogos. Apenas tenía tiempo, leyendo tantos los manuales clásicos como los últimos artículos sobre el tema. Hacía, además, sustituciones para el prestigioso profesor F., quien se había encargado de darle su apoyo y el visto bueno a los progresos de su investigación, sin ponerle pero alguno.

Su propuesta era enriquecedora y original. Incidía sobre cuestiones que hasta ahora sólo habían sido secundarias y abría nuevos caminos que podían llevar a darle un nuevo sentido al problema. Sin embargo, eran el resto de sus compañeros, enfrascados en su trashumancia de tópicos manidos y citas plagiadas, quienes recibían apreciaciones por parte de sus tutores, incluso del profesor F. Y eso minaba las horas de biblioteca, las sustituciones. Lo vio finalmente claro una mañana cuando, al derramarse el café sobre la camisa limpia, rompió el microondas de un puñetazo: seamos sinceros, lo que él hacía allí no le importaba una mierda a nadie.

Todos se habían ido sumando lenta pero inexorablemente a una nube que inundaba ahora los despachos como el humo negro de una explosión química. Sus conversaciones con los demás, empezó a darse cuenta, no solían pasar del saludo y el clima, mientras que entre ellos no paraban de hablar. Sentía que una distancia monstruosa crecía y cada vez tenía menos sentido en aquel lugar. Se había esforzado por marcar una pauta, pero la pauta existía desde antes que él y era dominante y más fuerte.

Ellos no buscaban nada. Simplemente se añadían, mansamente, a la corriente principal. Y esa corriente no era otra que el genio del profesor F. que, en silencio, creaba una galaxia de mediocridad a su alrededor. Nadie se le encaraba, nadie era competencia: quien le sucediera, sólo extendería su gobierno asegurándole la inmortalidad, demoliendo la incertidumbre. El día que Waldo recogió todas sus cosas del despacho, una de las momias monolíticas le sonrió al verle pasar por el pasillo y le deseó suerte, aunque él entendió otra cosa completamente distinta.

16 comentarios:

Madame Blavatsky dijo...

Descorazonador.

Si uno quiere dedicarse a esto, desde luego, lo lleva claro, según el texto. Aqunue creo que en muchas cosas tienes razón. Waldo, lo percibo un poco como tú.

Me encanta la palabra trashumancia.
De nuevo, una prosa fluida y elaborada.

¿Por qué la Politécnica?

aningunsitio dijo...

Es la foto de la promoción de Waldo. Sin más. No le des más vueltas. No es por nada en especial porque la foto perfectamente podría no estar.

sonia dijo...

me hubiera gustado ver una ORLA de nuestra carrera, me he sentido con la necesidad de ponerle a Waldo cara....,(q tal la de Elías?) quizás pq es un texo muy realista y q podemos relizacionar con gente q conocemos todos nosotros...

me ha gustado el golpe de gracia de: q a nadie le importaba una mierda...

aningunsitio dijo...

En la orla Waldo tiene cara. No puse nuestra orla porque fue una ocurrencia del último momento, una chorrada. Por eso, no puse nuestra orla, además de porque no la tenía. Si quieres, me mandas la orla, si la tienes, y lo cambio. :D

hatsue-san dijo...

Joder sonia, que aguda eres!

Oye Ricardo, no era Yago??? Con lo que mola ese nombre y vas y lo cambias...

Madame Blavatsky dijo...

Yo le había puesto la cara de Waldo Gerlado Faldo, el amigo del príncipe de Bel-Air, asíq ue no es problema, para mí. Y ver que de pronto es Wally, pooosssss, no me mola demasiado.

¿tú sales en MI orla??

XDDDDD

aningunsitioperocorregido dijo...

A ver, no es Wally. Simplemente era una chorrada. Me hizo gracia que Wally se hubiera sacado Telecos. Tonterías. Hubiera sido mejor dejar el texto tal y como estaba. Si tenéis una orla, la maqueo para colgarla, sin maquear, y le devuelvo el nombre de Yago al personaje, que no tiene nada que ver con Otelo, no seáis pedantes. XD

aningunsitio dijo...

Quito la imagen y dejo Waldo, que eso ya es como más irremediable. Cambios de última hora no son buenos... XD

sonia dijo...

yo no tengo ni idea de donde está la Orla, sino te la pasaba, te lo juroo

Marc dijo...

me han venido recuerdos de la Auntonoma...

aningunsitio dijo...

Pero te venían la Autónoma por el texto o por las referencias a la orla. Porque si es por el texto, no deberían sentirse muy orgullosos en esa Universidad. XD

aningunsitio dijo...

By the way... con este texto tuve muchos problemas. No sólo por la chorrada de la foto, que he eliminado, y que ha dado más que hablar que el propio texto, sino porque tuve que reescribirlo tres veces porque no mostraba la idea que tenía yo en mente.

Así que, para aclararme, ¿cómo interpretáis a partir del texto que se trata la incompetencia? ¿Qué tipo de incompetencia?

(Hatsue, no responda que con usted ya hablé del tema y ha sido, incluso, mi correctora.;D)

sonia dijo...

pues yo interpreto una incompetencia de los q rodean a waldo, de un mundo q se supone q es la elite, los intelectuales, pero de la que al final tiene que renegar porque resultan ser un grupito más que necesita a un líder al que seguir como borregos sin necesidad de pensar por sí mismos. es más, q pensar por sí mismo anula a Waldo sus posibilidades de pertenecer al grupo de incompetentes.

aningunsitio dijo...

Gracias, Sonia. ¿Alguien tiene otro punto de vista o añade algo más?

Madame Blavatsky dijo...

Sí, en realidad la incompetencia es del grupo "élite", como dice son, que siguen un esquema establecido sin preguntarse cómo salir de éste, vamos, sin ni siquiera planteárselo. Pero Waldo ante ellos es el incompetente, son paradojas que se dan a diario.

aningunsitio dijo...

Ah, gracias, está interesante lo de que Waldo es el incompetente frente a los otros. ¿A alguien le ha dado otra idea el texto relacionada con la incompetencia? ¿Lo ha entendido de manera distinta?