Final

Toda la tercera hora estuvimos sin Lourdes, solos con la clase, y estuvimos muy bien. Fue muy agradable y, creo, que nos lo pasamos bien todos, aunque por momentos quedaran huecos silenciosos por una distribución incorrecta de los contenidos.

Les dimos las gracias y nos despedimos. Recogimos, les entregamos las llaves a unas profesoras que entraban y, de camino a la salida, nos despedimos de Lourdes. Le agradecimos su amabilidad y nos dijimos adiós con un "hasta pronto". Madame y yo caminamos juntos de vuelta hacia la estación, hablando de los nervios, de lo que nos había parecido bien y lo que nos había aprecido mal, las cagadas, lo aciertos.

A Madame le esperaba una carroza con corceles blancos. Zajar, el mayordomo, estaba enfadado porque llevaba una hora (la tercera hora extra) esperando a su Señora, aunque seguramente no lo debió de pasar ni la mitad de mal que aquella vez en que el secretario tuvo que esperar a que la gran dama volviera de sus vacaciones en Praga. XDDDD

En fin, yo me despedí con una reverencia y un beso en su enguantada mano, y me dirigí a la estación, de vuelta a casa, donde nada más llegar escribí el primer post de esta crónica que termina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que petardaco eres!! xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD


no habia leido este texto, no se por que, pero es muy bueno. una carroza de corceles blacos, dice, Zajar el mayordomo, ay mi pobre madre, juas!!!