El 15 de octubre llega la Hecatombe a Esquince

Ahora ya no tienes refugios. Tienes miedo, esperas a que todo se detenga, la lluvia, las horas, la oleada de coches, la vida, los hombres, el mundo, a que todo se derrumbe, las murallas, las torres, los suelos y los techos; a que los hombres y las mujeres, los ancianos y los niños, los perros, los caballos, los pájaros, uno a uno, caigan al suelo, paralizados, atacados por la peste, epilépticos; a que el mármol se desmorone, que la madera se pulverice, que las casas se desplomen en silencio, que las lluvias diluvianas disuelvan las pinturas, desencajen las clavijas de los armarios centenarios, destrocen las telas, hagan escurrir la tinta de los periódicos; a que un fuego sin llamas corroa los peldaños de las escaleras; a que las calles se hundan exactamente por el centro, dejando al descubierto el laberinto abierto de las cañerías; a que el óxido y la bruma tomen posesión de la ciudad.

Un hombre que duerme, Georges Perec

4 comentarios:

Madame Blavatsky dijo...

Brutal. Después de esto... ¿quién escribe un esquince digno? XDDD

Clementine dijo...

Oiga, y qué hay que hacer para escribir así?

Yo ya me he deprimido para los próximos 8 esquinces por lo menos.

aningunsitio dijo...

Bueno, bueno. Nada de citas a partir de ahora. Qué sensibles que me sois, my god!

Madame Blavatsky dijo...

no, si mola! era una manera de mostrar la magnificencia del gran Perec, rey de la rumba!